Ayer se acabaron las vacaciones y hoy tocaba trabajar. Este año ha sido un poco más corto si cabe con respecto al pasado. Pero no me puedo quejar. Hay trabajo y he podido ir a uno de los sitios que tenía más ganas de ver. Por primera vez he saltado el charco y he podido pasear por la que dicen es la capital del mundo occidental, la ciudad que nunca duerme o la gran manzana, y la capital de los Estados Unidos.
Es un viaje que preparamos durante mucho tiempo entre preguntas a gente que había estado y lecturas por foros de internet para conseguir el viaje perfecto. Pero sin un destino como Nueva York hubiera sido imposible conseguir rozar la perfección.
Desde el momento en que me bajé del avión parecía como si estuviera inmerso en una película. A cada paso que daba parecía como si ya lo hubiera vivido, pero ahora yo era el protagonista.
Llegamos el domingo 2 a eso de las 19:30 hora de allí después de un vuelo de cerca de 7:30 montados a bordo de un 330-200 de Air Europa al aeropuerto JFK. Después de pasar los controles de inmigración y aduanas cogimos el típico cab hasta el hotel New Yorker. Después de casi 1 hora de trayecto hasta Manhattan empezamos a reconocer los primeros edificios del skyline (Crysler, Empire State...).
El hotel estaba bien situado, a pocos metros del Madison Square Garden y del Empire State. Nuestra habitación estaba en el piso 33 (un poco de yuyu) y con unas vistas magnificas que aprovechamos y sacamos fotos en seguida del Empire y del Madison. Y a dar nuestra primera vuelta nocturna por NYC.
Nos acercamos a la estación para coger los billetes de Amtrak del Acela Express para Washington que cogeríamos en unos días. Teníamos muy cerca la estación de Pennsylvania, así que fuimos andando. Ese día no cenamos porque ya veníamos cenados del avión, así que nos recogimos pronto porque estábamos cansados.
Al día siguiente había que levantarse pronto. Nos esperamos toda una ciudad por delante.
Es un viaje que preparamos durante mucho tiempo entre preguntas a gente que había estado y lecturas por foros de internet para conseguir el viaje perfecto. Pero sin un destino como Nueva York hubiera sido imposible conseguir rozar la perfección.
Desde el momento en que me bajé del avión parecía como si estuviera inmerso en una película. A cada paso que daba parecía como si ya lo hubiera vivido, pero ahora yo era el protagonista.
Llegamos el domingo 2 a eso de las 19:30 hora de allí después de un vuelo de cerca de 7:30 montados a bordo de un 330-200 de Air Europa al aeropuerto JFK. Después de pasar los controles de inmigración y aduanas cogimos el típico cab hasta el hotel New Yorker. Después de casi 1 hora de trayecto hasta Manhattan empezamos a reconocer los primeros edificios del skyline (Crysler, Empire State...).
El hotel estaba bien situado, a pocos metros del Madison Square Garden y del Empire State. Nuestra habitación estaba en el piso 33 (un poco de yuyu) y con unas vistas magnificas que aprovechamos y sacamos fotos en seguida del Empire y del Madison. Y a dar nuestra primera vuelta nocturna por NYC.
Nos acercamos a la estación para coger los billetes de Amtrak del Acela Express para Washington que cogeríamos en unos días. Teníamos muy cerca la estación de Pennsylvania, así que fuimos andando. Ese día no cenamos porque ya veníamos cenados del avión, así que nos recogimos pronto porque estábamos cansados.
Al día siguiente había que levantarse pronto. Nos esperamos toda una ciudad por delante.
2 comentarios:
Pero si estás vivo!! Jajaja!! Qué envidia!! Yo también quiero pisar tierras estadounidenses...
Conozco el Empire State Building, conozco el Garden State, pero ¿el Empire State Garden? De lo que se entera uno...
Y ya que queda muy propio en estos casos:
GOD BLESS AMERICA
Publicar un comentario